En él se produce la absorción de la radiación solar por un material metálico tratado al efecto, el cual se calienta y cede el calor al fluido (aire o agua) que circula por su interior. Para mejorar el rendimiento del captador, éste es aislado para evitar las pérdidas de calor hacia el exterior y en su parte expuesta al sol se le incorpora un cristal, el cual provoca el efecto invernadero (consistente en atrapar la radiación solar) en su interior.
Los captadores más comúnmente utilizados son los que calientan agua y, atendiendo a sus características constructivas, pueden ser de caucho, de placa plana, de tubos de vacío, heat - pipe, cilindro parabólicos, etc.
Independientemente de la tecnología de fabricación, los captadores se definen por su tamaño (superficie útil de captación) y curva de rendimiento.
Lógicamente, la cantidad de agua que puede calentar un captador solar depende de la radiación solar que incide sobre el mismo, de la temperatura ambiente exterior y de la temperatura a la que se quiera calentar el agua, y su valor se corresponde con el producto de la radiación solar por el rendimiento del captador y su superficie útil.
De este modo, cada captador posee un rendimiento diferente, definido por una curva, y éste, además, adopta valores diferentes según la climatología del lugar y la aplicación a la cual se destine.
Por último, reseñar que los captadores solares han de cumplir la norma UNE-EN-12975 y estar certificados por la Dirección General de Política Energética y Minas del Ministerio de Economía.