Uso en el hogar

A nivel doméstico, el gas natural se puede utilizar tanto para cocinar, lavar y secar, como para obtener agua caliente, calefacción o climatización en verano. Los aparatos que funcionan con gas natural se conocen con el nombre de gasodomésticos para diferenciarlos de los que funcionan con electricidad o electrodomésticos. 

La cocina, el horno, la lavadora, el lavavajillas, o la secadora de ropa, son algunos ejemplos de gasodomésticos. También hay barbacoas que tienen el gas natural como combustible y que no producen cenizas ni otros residuos sólidos a diferencia de lo que pasa con las de leña.

El gas natural también permite calentar los hogares mediante las calderas, las cuales se conectan a una red de radiadores situados en puntos estratégicos de la vivienda. Estas calderas se llaman mixtas porque producen calor y agua caliente al mismo tiempo, y pueden ser individuales –cuando dan servicio a una sola vivienda– o colectivas –cuando lo hacen para todo un edificio o urbanización–.