El gas natural es una fuente de energía no renovable formada por una mezcla de gases que se encuentra en yacimientos. Aunque su composición varía en función del yacimiento del que se extrae, está compuesto principalmente por metano (CH4) en cantidades que comúnmente pueden superar el 90 ó 95% y suele contener otros gases como nitrógeno (N2) , dióxido de carbono (CO2), sulfuro de hidrógeno (H2S), helio (He) y mercaptanos que normalmente son separados porque no tienen capacidad energética o pueden generar algún tipo de problema en alguna de las etapas de su comercialización y utilización.
Puede obtenerse también con procesos de descomposición de restos orgánicos y en las plantas de tratamiento de estos restos (depuradoras de aguas residuales urbanas, plantas de procesado de basuras, etc.). El gas obtenido así se llama biogás.
España es un país bajo productor de gas natural. La producción se centra en los países del norte del mundo. Son los gaseoductos (grandes conducciones) los encargados transportar el gas natural desde los países productores hasta el destino de consumo.
El aumento del precio del petróleo, ocasionado por las crisis petroleras, ha hecho posible la rentabilidad económica del gas natural, a pesar de las dificultades técnicas del tratamiento (licuefacción, barcos metaneros, instalaciones, etc.), de la construcción de una red de gaseoductos, y de los sistemas de distribución y transporte necesarios. Y es que la evolución del consumo de gas natural y de otros recursos energéticos, a nivel mundial, tiene una fuerte interrelación con el precio del petróleo.
El hecho de que se descubriesen importantes reservas de gas natural –Mar del Norte, Rusia–, junto con la disminución progresiva de las reservas de petróleo, ha sido la causa de que la generación y el consumo de combustibles gaseosos (sobre todo gas natural) constituya el sector de mayor expansión de toda la variedad mundial de fuentes de energía. La aplicación de tecnologías de alto rendimiento, como son los ciclos combinados, la reciente utilización en el sector de la refrigeración y el transporte, y el impacto ambiental relativamente benigno del gas natural, son los tres factores que hacen que este combustible sea tan atractivo.
De hecho, en la década pasada, el consumo de gas natural se incrementó más rápido que el consumo del petróleo. Además, el período de agotamiento del gas natural es, aproximadamente, un 50% superior al del petróleo, entendiendo como periodo de agotamiento el número de años durante los cuales se podría extraer el gas natural al ritmo actual, si las reservas probadas no variasen. Este valor, en el caso del gas natural, es de unos 64 años para el conjunto global del planeta.