El gas natural no es un gas tóxico ya que las moléculas de metano no son solubles en agua por lo que no pasan a la sangre, pero sí es asfixiante y las fugas accidentales de gas natural pueden generar atmósferas explosivas. Para minimizar estos riesgos, las instalaciones de gas natural han de tener un mantenimiento correcto para garantizar un funcionamiento seguro y eficaz. La normativa vigente prevé dos procesos para utilizar las instalaciones con todas las garantías de seguridad y que se deben realizar cada cuatro años aproximadamente.
En primer lugar, la inspección periódica de las partes visibles de la instalación, que ha de llevar a cabo obligatoriamente la empresa suministradora. En segundo lugar, la revisión periódica de la instalación de los aparatos de gas, que es una obligación del consumidor. Si la revisión ha sido satisfactoria, se entrega al cliente un Certificado de Revisión que es necesario para mantener el suministro.
Con el fin de avanzar en la seguridad de las instalaciones de gas natural, se han elaborado un conjunto de normas que tienen como objetivo:
- Establecer unos criterios técnicos de diseño y construcción lógicas y fácilmente comprensibles.
- Incorporar los avances tecnológicos y de seguridad, y los conocimientos adquiridos a la práctica.
- Conseguir una homogeneidad de criterios técnicos entre las diferentes comunidades autónomas.
- Optimizar, actualizar y simplificar los criterios para la realización de los controles periódicos de las instalaciones receptoras de gas y de los aparatos de gas.
Como el gas es inodoro, se le añade un agente odorizante para evitar que los escapes pasen desapercibidos y puedan producir algún accidente. Generalmente, el producto añadido es el tetrahidrotiofeno (THT), que en cantidades muy pequeñas –partes por millón– proporciona al gas natural un olor característico.
Otro riesgo importante que conlleva la utilización energética de combustibles fósiles, sobre todo en los hogares, es la generación de atmósferas de CO. El monóxido de carbono es un gas producido por la combustión incompleta de los combustibles. El mayor peligro de este venenoso gas, radica en la imposibilidad de su detección a través de los sentidos. El monóxido de carbono es incoloro, inodoro e insípido, aunque suele creerse erróneamente que es detectable a través del olfato. Una de las causas de su origen está en el mal estado de las instalaciones, insuficiente ventilación o instalación de artefactos en lugares inadecuados.
En las minas de carbón el gas natural recibe el nombre de grisú y es muy peligroso ya que es fácilmente inflamable y explosivo. Para evitar graves accidentes en las minas, se llevan a cabo las siguientes medidas de seguridad:
- Mantener la concentración de metano por debajo del 5% mediante ventilación y la medida de la concentración se realiza con unos aparatos llamados metanómetros o grisúmetros.
- Evitar las fuentes energéticas capaces de inflamar el metano utilizando dentro de las minas equipos y materiales diseñados para trabajar en atmósferas explosivas.
También se usan dispositivos colocados en las galerías, que impiden que una explosión se propague al resto de la mina, y se denominan barreras.
10 consejos útiles para usar el gas natural con seguridad
- Solo una empresa autorizada puede instalar o modificar una instalación de gas.
- Si se detecta algún problema en los aparatos, se debe avisar al servicio técnico del fabricante para que lo corrijan.
- Cada cuatro años, como mínimo, una empresa instaladora autorizada debe revisar la instalación y los aparatos de gas, y se debe redactar el correspondiente certificado oficial.
- No se debe obstruir las rejas de ventilación.
- El tubo de evacuación de los productos de la combustión del gas es fundamental para el buen funcionamiento de los aparatos que lo necesiten, como estufas, calentadores, etc.
- Se debe vigilar el estado de los tubos flexibles de conexión.
- Se deben instalar tubos flexibles de alta seguridad.
- En ausencias prolongadas, se debe cerrar la llave de paso del gas de la vivienda.
- El buen estado de la llama (estable y de color azul) garantiza que se está produciendo una correcta combustión. Si la llama ensucia las cazuelas, se debe avisar el servicio técnico del fabricante del aparato.
- Se debe evitar que se apague la llama de los fogones mientras se cocina por la acción del viento o porque derrame líquido.
Y, en caso de sentir olor a gas:
- En ningún caso accionen los interruptores eléctricos, ni enciendan cerillas o encendedores.
- Se deben abrir las puertas y ventanas de par a par.
- Se debe cerrar la llave general del gas hasta tener solucionada la fuga.
- Se debe avisar al servicio de urgencias de la compañía suministradora.