El aprovechamiento de la energía de la biomasa y los residuos contribuye notablemente a la mejora y conservación del medio. Mediante las actividades como limpieza, podas y en general la correcta gestión del espacio, se contribuye a mejorarlo y preservarlo de proliferación de, por ejemplo, plagas e incendios. Es conveniente que la explotación del suelo, tanto agrícola como forestal, se haga de una manera sostenible.
El aprovechamiento energético de la biomasa no tiene un impacto ambiental significativo, debido a que el CO2 que se libera a la atmósfera durante la combustión ha sido captado previamente por los vegetales para su crecimiento. Por tanto, el balance final es neutro.
Las plantas de aprovechamiento energético de la biomasa están reguladas por diversas normativas. Por un lado, desde el punto de vista de la potencia térmica, todas aquellas instalaciones de combustión, cuya potencia térmica nominal sea igual o superior a 50 MW, están sometidas a la legislación establecida en normas como la Directiva 96/61/CE Anexo I.1.1, el Real Decreto 646/1991, o la Directiva 2001/80/CE, donde se establecen los límites de emisión de agentes contaminantes como el dióxido de azufre, los óxidos de nitrógeno y las partículas. Todas aquellas instalaciones industriales de combustión, de potencia térmica nominal inferior a 50 MW, están reguladas por el Decreto 833/75, que desarrolla la Ley estatal de protección del ambiente atmosférico. También la Directiva 2001/80/CE regula estas actividades, así como el RD 430/2004, de 12 de Marzo, por el que se establecen nuevas normas sobre limitación de emisiones a la atmósfera de determinados agentes contaminantes procedentes de grandes instalaciones de combustión, y se fijan ciertas condiciones para el control de las emisiones a la atmósfera de las refinerías de petróleo.
Actualmente ante el avance técnico de estas últimas instalaciones se ha visto la necesidad de adaptar la normativa y en Castilla y León se ha está analizando un nuevo Decreto para regularlas de la manera más conveniente.
Al mismo tiempo, como productores de electricidad que puedan ser estas plantas de aprovechamiento energético, están sometidas al marco económico delimitado referente a ingresos por venta de electricidad (Real Decreto 2818/98).
La Junta de Castilla y León ha aprovado el Plan Regional de Ámbito sectorial de la Bioenergía de Castilla y León, (publicado en el BOCyL núm. 17 de 26 de enero de 2011). Este Plan es el instrumento para articular un conjunto de medidas que tratan de resolver o reducir las barreras que limitan el desarrollo del sector y favorecerlo activamente. Castilla y León dispone de un potencial de recursos de biomasa de los que tan solo el 2% tiene aprovechamiento energético, o se transforma en bioenergía.